Justo en el momento en que la vorágine de los exámenes se solapa con el agotamiento de este curso atípico (y duro) se hace más necesario parar a pensar, a respirar, a recordar que los valores son más importantes que las notas. Que el compañerismo es más importante que sacar un punto más o menos y que aprender implica mucho más que los conceptos del currículo.
Por eso las convivencias en la Parroquia del Perpetuo Socorro conducidas por el Padre Jorge y las dinámicas propuestas por el tutor nos han sentado genial. Era justo lo que necesitábamos.